En este número de la Newsletter te hablo de un concepto fascinante que apareció en A Whole New Way of Working: Next-generation AI will transform work for everyone de Microsoft y que compartimos a menudo en las sesiones con clientes y partners (gracias Justo Oreja Vega por haberle dado forma)
Por si quieres quedarte aquí (aunque te recomiendo que te leas esta newsletter entera porque incluye videos con ejemplos prácticos de Copilot), aquí te cuento que el trabajo siempre se ha definido por dos dimensiones: el DÓNDE (espacio) y el CUÁNDO (tiempo). Internet estiró el tiempo, la pandemia expandió el espacio, y ahora la IA añade una tercera dimensión revolucionaria: el QUIÉN. Ya no solo importa dónde y cuándo trabajamos, sino quién -o qué- realiza cada tarea.
¿Qué significa trabajar?
El mundo laboral hasta ahora se ha construido fundamentalmente, sobre dos dimensiones: ESPACIO y TIEMPO.
En los últimos tres años, prácticamente todo en el mundo del trabajo ha cambiado. Las dimensiones que definían cómo trabajábamos —el espacio y el tiempo— han pasado de ser rígidas a ser completamente flexibles. Esta nueva flexibilidad ha abierto un abanico de opciones sobre cuándo y dónde trabajamos: de forma síncrona o asíncrona, en la oficina o desde casa. – A Whole New Way of Working: Next-generation AI will transform work for everyone, de Microsoft
O dicho de otra manera, el DÓNDE y el CUÁNDO trabajamos. Esta estructura básica ha definido durante décadas cómo trabajamos, cómo nos organizamos, cómo producimos valor.
Y con este principio, todo es bastante simple: aquí y ahora
Pensando en el trabajo, la foto es clara: personas en oficinas, personas en reuniones.
Históricamente, el trabajo era un punto fijo en un plano de dos dimensiones: el DÓNDE era la oficina y el CUÁNDO todos a la vez, en sincronía perfecta. Era 1950, y tenía sentido. ¿La herramienta más sofisticada para el trabajo asíncrono? Una máquina de escribir. Imagina coordinar un proyecto complejo a golpe de tecla metálica.
Era más rápido, más eficiente, simplemente reunirse todos en la misma sala.
Pero entonces llegó Internet.
Y el eje del CUÁNDO se estiró como un chicle. El email transformó el «ahora» en «cuando puedas«.
La mensajería electrónica llegó para difuminar aún más las líneas entre lo síncrono y lo asíncrono. Un chat podía empezar como una conversación en tiempo real y transformarse en un intercambio espaciado de ideas. Las reuniones dejaron de ser momentos fijos en el tiempo para convertirse en conversaciones fluidas que se adaptaban al ritmo natural del trabajo.
Ya no era necesario estar todos en la misma habitación al mismo tiempo para hacer magia.
Después, la pandemia sacudió el tablero.
De repente, el eje del DÓNDE explotó.
La oficina, ese punto fijo en nuestro mapa laboral, se fragmentó en miles de hogares conectados en un híbrido que nadie había imaginado. El trabajo ya no era un lugar al que ibas, sino algo que hacías y la mesa de la cocina fue la nueva sala de reuniones.
Se normalizó ver cabecitas de niños en las pantallas de Teams saludando a tus compañeros y la productividad dejó de medirse menos en horas de silla y más en resultados.
Entonces llega la Inteligencia Artificial
Cuando pensábamos que ya habíamos estirado todos los ejes posibles llega la Inteligencia Artificial. Pero hagámonos una pregunta.
¿Dónde encajaría la Inteligencia Artificial en este mundo de dos dimensiones?
Efectivamente, no está representada. La IA añade una tercera dimensión: el QUIÉN. Ya no se trata solo de dónde y cuándo se hace el trabajo, sino de quién -o qué- lo realiza.
La inteligencia artificial no es simplemente otra herramienta, como lo fue la máquina de escribir.
Es un nuevo tipo de trabajador, uno que no necesita café para funcionar ni vacaciones para recargar energías.
Las métricas de la Inteligencia Artificial
Esta tercera dimensión que impacta en sus propias métricas: tiempo ahorrado, calidad mejorada, KPIs de negocio…
El trabajo se ha convertido en un espacio tridimensional donde cada proyecto puede encontrar su punto óptimo entre lo humano y lo artificial, lo presencial y lo remoto, lo síncrono y lo asíncrono.
Estamos reinventando lo que significa trabajar.
Cómo lo hacemos con Copilot
Te comparto tres ejemplos prácticos de cómo la IA está revolucionando nuestra forma de trabajar, difuminando por completo las fronteras tradicionales del espacio, el tiempo y la presencia física:
Las reuniones
El primer ejemplo nos habla del DÓNDE. ¿Es necesario estar físicamente en una reunión para ser parte de ella? Con Copilot, ya no.
Ahora, puedes delegar tu asistencia y centrarte en lo que verdaderamente importa. Mientras tú avanzas en otras tareas, Copilot captura las notas de la reunión y te avisa si mencionan tu nombre.
Al finalizar, te entrega un resumen preciso con todos los puntos clave. Por si te lo perdiste, aquí te muestro como puedes crear diagramas mentales con los resúmenes de las reuniones.
La productividad ya no depende de estar físicamente presente, sino del valor que aportamos cuando somos realmente necesarios.
Trabajo asíncrono y distribuido
Aquí entramos en el CUÁNDO. ¿Cuándo es el mejor momento para que cada persona aporte su valor? Con Copilot, el trabajo asíncrono alcanza nuevas posibilidades. Tú te reúnes con el cliente, entendiendo sus necesidades y creando una conexión. Mientras tanto, un compañero que ni siquiera estuvo presente puede generar el presupuesto o la propuesta utilizando Copilot para Word, basándose en los datos capturados. Así, cada uno aporta en el momento más adecuado, logrando resultados más rápidos y eficientes.
Convocar reuniones
Y finalmente, entramos en el QUIÉN. ¿Quién puede encargarse de coordinar agendas? Esa tarea tediosa no tiene que recaer en ti. Copilot asume esta responsabilidad, encontrando el momento perfecto para todos en cuestión de segundos. Mientras la IA se encarga de estas tareas menos importantes aunque necesarias, tú puedes centrarte en lo estratégico y en decisiones que marcan la diferencia. La tecnología se ocupa de lo operativo; tú te encargas de lo importante.
Esta nueva realidad no solo transforma cómo trabajamos, sino que redefine los límites de lo posible. La revolución silenciosa de la IA apenas está comenzando, y con herramientas como estas, el futuro del trabajo es ahora.
Lo fascinante es que estamos apenas arañando la superficie. Si la máquina de escribir nos parece ahora un artefacto prehistórico, ¿cómo veremos nuestras herramientas actuales dentro de unas décadas? ¿Qué nuevas dimensiones nos esperan?